10/9/15

La artritis reumatoide podría aumentar el riesgo de placas en los vasos sanguíneos [10-9-15]


La artritis reumatoide podría aumentar el riesgo de placas en los vasos sanguíneos

Un estudio sugiere que al parecer algunos medicamentos reducen o aumentan la acumulación de placas

Una nueva investigación sugiere que la inflamación asociada con la artritis reumatoide podría dañar algo más que las articulaciones.

Este trastorno autoinmune podría aumentar también el riesgo de aterosclerosis, la acumulación de placas en los vasos sanguíneos, lo que aumentaría potencialmente el riesgo de accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardiacas, señalan los investigadores.

La buena noticia del estudio es que algunos medicamentos que ya se utilizan en el tratamiento de la artritis reumatoide parecen reducir el riesgo de acumulación de placas.

“El riesgo cardiovascular es más alto en personas que tienen artritis reumatoide, pero esto no se puede dar por hecho”, apuntó el autor principal del estudio, el Dr. Jon T. Giles, profesor asistente de medicina en la división de reumatología en la Universidad de Johns Hopkins en Baltimore.

“Existen algunos indicios de que factores de riesgo inflamatorios [como los de la artritis reumatoide] marcan solamente la diferencia en personas que tienen otros factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares [tales como obesidad o un estilo de vida sedentario], por lo que es importante controlar los factores de riesgo cardiovascular tradicionales”, señaló Giles.

Se tenía previsto presentar los resultados del estudio el domingo en la reunión científica anual del Colegio Estadounidense de Reumatología (American College of Rheumatology) en Atlanta.

La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que aparece como consecuencia de la inflamación del revestimiento de las articulaciones. Puede causar dolor crónico y significativo en las articulaciones, señala la Arthritis Foundation. Se desconocen las causas exactas de la enfermedad, pero se cree que el sistema inmunitario podría desempeñar un papel clave en su desarrollo. En lugar de concentrar su capacidad para combatir a los invasores externos, tales como las bacterias, el sistema inmunitario de las personas que tienen artritis reumatoide parece atacar al tejido sano que recubre el área que se encuentra entre las articulaciones, dañándolo o destruyéndolo.

En el presente estudio, los investigadores realizaron dos exámenes por ultrasonido de las arterias carótidas en 158 personas que tenían artritis reumatoide. El primer examen se llevó a cabo al comienzo del estudio y el segundo a los tres años después en promedio.

Cerca de dos tercios de los participantes del estudio eran mujeres y su media de edad era de 59 año al inicio del estudio.

Los investigadores midieron el grosor de la arteria carótida común y de la arteria carótida interna. Las arterias carótidas suministran al cerebro un flujo de sangre esencial.

Según el estudio, entre los exámenes por ultrasonido, el 82 por ciento de las personas tenía algún engrosamiento en la arteria carótida común, mientras que el 70 por ciento tenía un engrosamiento en la arteria carótida interna.

Las personas que fueron tratadas con inhibidores del factor de necrosis tumoral (FNT), como infliximab (Remicade) o adalimumab (Humira), tenían una tasa de engrosamiento 37 por ciento más baja en la arteria carótida común en comparación con las personas que no tomaban estos medicamentos.

Sin embargo, no todos los medicamentos fueron útiles. Los que tomaban corticosteroides, como prednisona, tenían un mayor riesgo de engrosamiento de la carótida, a menos que tomaran también medicamentos conocidos como estatinas para reducir los niveles de colesterol. De acuerdo con el estudio, el uso de estatinas pareció contrarrestar el efecto negativo de los esteroides.

Los altos niveles de inflamación en el cuerpo se relacionaron con un incremento de los depósitos de placa, destacó Giles.

“Estos son cambios de progresión lenta. No es que estas placas limiten el flujo de sangre, sino que se trata de cambios más sutiles, pero mediante la atenuación de los factores de riesgo y el potencial de la intervención temprana es posible que podamos marcar la diferencia”, señaló Giles.

La Dra. Nadera Sweiss, reumatóloga del Centro Médico de la Universidad de Chicago, destacó que el estudio apoya la hipótesis de la inflamación y su relación con la aterosclerosis.

“Sin embargo, no está claro cómo podemos cambiar el resultado”, señaló.

“Creo que este estudio va a hacer que prestemos más atención a los factores de riesgo modificables cuando atendamos a los pacientes de artritis reumatoide”, señaló Sweiss. “Si alguien tiene sobrepeso, puedo prestarle más atención y consultar a un dietista desde antes, o analizar los lípidos y considerar el uso de estatinas y de asesoramiento para reducir los niveles de colesterol LDL [el “malo”] y aumentar los niveles de colesterol HDL [el “bueno”]”, agregó.

“Es crucial que nos fijemos en la artritis reumatoide de la misma forma en que lo hacemos con la diabetes y otras enfermedades que pueden afectar de manera adversa al corazón”, apuntó Sweiss.

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